Recientemente, el expresidente estadounidense Donald Trump compartió en redes sociales una serie de imágenes que parecían mostrar a Taylor Swift y a sus fans apoyando su campaña presidencial. Trump aceptó el apoyo, añadiendo el texto "Acepto". Las imágenes mostraban a jóvenes mujeres con camisetas que decían "Swifties for Trump", y en una de ellas, la propia Taylor Swift estaba representada como el Tío Sam, con el eslogan "Taylor quiere que votes por Donald Trump".
Sin embargo, estas imágenes fueron rápidamente cuestionadas y rechazadas por los fans de Taylor, quienes señalaron que eran información falsa generada con inteligencia artificial. Ante esta acusación, Trump afirmó desconocerlo. Su portavoz, Steven Cheung, respondió que aunque las imágenes pudieran ser falsas, el apoyo expresado era real. Algunos internautas incluso especularon que Taylor podría aparecer como invitada especial en un mitin de Trump.
Paralelamente, Elon Musk, otro gigante tecnológico, se vio envuelto en un caso de fraude por el uso de tecnología de cambio de rostro con IA. Steve Bosham, de 82 años, vio un video en línea que afirmaba ofrecer beneficios prometidos personalmente por Musk, contactó a la empresa de marketing detrás del video e invirtió más de 690.000 dólares. Desafortunadamente, la inversión de Bosham resultó ser una pérdida total.
Según datos de Sensity, en más de 2000 casos de deepfakes, la imagen de Musk apareció en casi una cuarta parte, convirtiéndose en uno de los rostros más utilizados en estafas con IA. De manera similar, figuras conocidas como Buffett y Bezos también son víctimas frecuentes de estafas con IA, lo cual resulta irónico.
Esta serie de eventos nos recuerda la necesidad de extremar la precaución en la era digital, tanto en las inversiones como en la obtención de información. Como dice el refrán, "invertir conlleva riesgos, la entrada al mercado requiere precaución". Ante cualquier información, debemos mantener la vigilancia y evitar convertirnos en víctimas de la desinformación.