Tras la experiencia de los exámenes online durante la pandemia de COVID-19, los exámenes presenciales han vuelto a las aulas. Este cambio, además de devolver a los estudiantes la "tensión" de un examen tradicional, responde a un problema importante: el auge del plagio y la inteligencia artificial.

Desde la llegada de herramientas como ChatGPT, la posibilidad de hacer trampa parece haberse disparado. Según datos de Turnitin, su función de detección de IA, lanzada en abril de 2023, detectó en su primer año que una de cada diez tareas estaba parcialmente escrita con IA. Por eso, profesores de asignaturas como "Inferencia Estadística I" y "Genética" han optado por exámenes presenciales este semestre.

Amalia Culiuc, profesora de Matemáticas Aplicadas, explicó en un correo electrónico al Herald su hartazgo ante la frecuencia del plagio académico: "Me encuentro constantemente con sospechas de que las respuestas de los estudiantes son generadas por IA, o que estudiantes que han estudiado juntos presentan respuestas idénticas".

Culiuc señala que el uso de IA es "insidioso" en asignaturas que requieren demostraciones. "Realmente se puede sentir que el texto no tiene un toque humano", afirma. Incluso ha encontrado en los trabajos de los estudiantes frases como "como modelo de lenguaje de IA", lo que indica una falta total de revisión.

Robot participando en un examen Robot haciendo el examen de ingreso a la universidad

Nota de la imagen: Imagen generada por IA, proveída por Midjourney

Para evitar acusar a los estudiantes, Culiuc ha tenido que "hacer la vista gorda" ante algunos casos evidentes de plagio, al carecer de pruebas suficientes. Curiosamente, en las evaluaciones de los estudiantes, muchos indicaron que los exámenes online disminuyeron su interés en el material de estudio, e incluso algunos confesaron haber presenciado trampas sin poder hacer nada. Estas opiniones reforzaron su decisión de volver a los exámenes presenciales.

Katherine Mason, profesora asociada de la asignatura "Cultura y Salud", también señala que la aparición de ChatGPT la llevó a este cambio. "Con los exámenes online, la tentación de usar ChatGPT para hacer trampa era demasiado grande", admite. "He optado por exámenes tradicionales en papel para solucionar este problema".

Mark Johnson, profesor de Biología, atribuye el cambio a la "simplicidad". "Durante la pandemia, nuestro curso de Genética fue completamente remoto, por lo que desarrollamos métodos de evaluación online", recuerda. "Si bien esto ofreció flexibilidad a los estudiantes con necesidades especiales, también presentó desafíos académicos".

Johnson señala que si bien la flexibilidad de los exámenes online tiene sus ventajas, los estudiantes necesitan un lugar tranquilo y acceso a dispositivos tecnológicos para realizarlos. "Los exámenes online generaron muchas dificultades académicas", afirma. Para él y su equipo docente de Genética, los exámenes presenciales ofrecen a los estudiantes la oportunidad de concentrarse en las preguntas y dar lo mejor de sí mismos.

"El núcleo de nuestro curso consiste en aplicar los conceptos discutidos en clase a problemas de genética", explica Johnson. "Si haces esto en tu ordenador de la residencia, con acceso a toda la Internet, es fácil distraerse y afectar el aprendizaje".

Para el primer examen parcial presencial de Genética de este otoño, Johnson considera que fue una "decisión correcta". "Los exámenes presenciales garantizan que todos tengan acceso a los mismos recursos, a diferencia de los exámenes online, donde los límites del uso de recursos son difusos".

Culiuc observa una mejora significativa en la actitud de los estudiantes hacia el aprendizaje tras el regreso a los exámenes presenciales. En la asignatura "Investigación de Operaciones: Modelos Determinísticos", utilizó las mismas notas que en el examen online del otoño de 2023, pero los estudiantes ahora detectan errores que antes pasaban por alto, lo que indica un mayor compromiso con el aprendizaje. "Creo que se toman la asignatura más en serio: forman grupos de estudio, hacen preguntas y leen las notas con atención", dice. Aunque no les pone notas más altas, ahora obtener una A es más difícil que antes.

Johnson añade que la dificultad del curso no ha cambiado con los exámenes presenciales. "La genética no se basa en la memorización", afirma, y el examen se centra más en "aplicar el pensamiento a la resolución de problemas". Si el curso dependiera más de la memoria, el problema de ChatGPT sería más pronunciado.

Shrey Mehta, estudiante del curso, afirma que, aunque considera que la dificultad del curso no ha cambiado sustancialmente, la presión psicológica por los exámenes presenciales es mayor. "Los profesores han sido muy justos en el diseño del curso este año, manteniendo la dificultad del examen consistente", dice.

Aunque Culiuc cree que no todo uso de la IA es "maligno", y anima a los estudiantes a utilizarla para generar ejercicios de práctica, admite: "Cuando lees la quinta demostración generada por IA consecutiva, y después de advertir a los estudiantes, recibes un correo electrónico generado por IA, empiezas a cuestionarte el sentido de tu trabajo". Sonríe amargamente: "No hace falta decir que ese correo electrónico no me hizo sentir 'todo bien'".