Björn Ulvaeus, cofundador de ABBA, lanza una seria advertencia: la inteligencia artificial generativa amenaza gravemente los derechos de los creadores musicales. Un nuevo estudio económico de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC) revela que los artistas musicales podrían perder hasta una quinta parte de sus ingresos para 2028.
Este impactante estudio pone de manifiesto el potencial destructivo de la IA para la industria creativa. Se predice una pérdida de ingresos del 24% para los creadores del sector musical y del 21% para los del sector audiovisual, lo que supone una pérdida acumulada de 22.000 millones de euros en los próximos cinco años. En marcado contraste, se espera que los ingresos de los proveedores de IA generativa aumenten de 300 millones de euros a 9.000 millones de euros en el mismo periodo.
Nota de la fuente: Imagen generada por IA, servicio de licencia de imágenes Midjourney
Ulvaeus critica abiertamente a las empresas tecnológicas por el uso "no autorizado y no compensado" de las obras de los artistas, calificándolo de "extremadamente injusto". ABBA incluso se ha visto envuelto en un litigio por derechos de autor contra las empresas de música con IA Suno y Udio, acusándolas de imitar y copiar su estilo musical sin autorización.
A pesar de su preocupación por la IA, Ulvaeus mantiene una actitud abierta hacia la tecnología. Cree que la IA tiene el potencial de ser una herramienta revolucionaria para la creación musical. Imagina que si la IA hubiera existido en la década de 1970, ABBA podría haberla utilizado para ayudar en la composición de letras o para experimentar con diferentes estilos musicales.
Este informe destaca un problema clave: cómo equilibrar la innovación tecnológica con los derechos de los creadores en medio de una revolución tecnológica. Ulvaeus hace un llamamiento a los legisladores para que establezcan un marco regulatorio que garantice una remuneración justa para los artistas.
Para la industria musical, esto no es solo una revolución tecnológica, sino una lucha por la supervivencia que requiere una respuesta cautelosa. La IA ofrece posibilidades ilimitadas, pero también supone un serio desafío para el sustento de los trabajadores creativos.