La reciente aprobación en Porto Alegre, una ciudad del sur de Brasil, de una ley redactada completamente por ChatGPT, ha generado una gran controversia social. El concejal Ramiro Rosário admitió haber utilizado ChatGPT para redactar la ley sin informar previamente al consejo, a pesar de que la ley fue aprobada. Rosário declaró que ocultó intencionadamente la participación de la IA para evitar que la propuesta fuera rechazada por haber sido redactada por una IA, destacando que la inteligencia artificial puede utilizarse para fines benéficos.

El presidente del consejo municipal, Sossmeier, expresó su preocupación por la creación de un peligroso precedente con esta acción. El senador estadounidense Barry Finegold aboga por la inclusión de marcas de agua en los trabajos generados por ChatGPT, haciendo hincapié en la necesidad de una tecnología responsable y transparente.