El cofundador de Google Brain, Andrew Ng, realizó recientemente un experimento para probar si ChatGPT podía ejecutar tareas letales. Describió el proceso, intentando que GPT-4 llevara a cabo una guerra nuclear global y redujera los niveles de emisiones de carbono, pero finalmente no logró engañar a ChatGPT. Afirmó que la preocupación por los peligros de la IA es irreal.