En el contexto del posible regreso de Trump a la Casa Blanca, los principales ejecutivos tecnológicos de Silicon Valley se están convirtiendo silenciosamente en asesores tecnológicos clave del presidente. Elon Musk, Marc Andreessen y David Sacks, entre otros, están asesorando a Trump, y lo más notable es su fuerte crítica a la censura de la IA.

Este grupo de élite tecnológica considera que los chatbots de IA se están convirtiendo en un nuevo campo de batalla ideológico. Su principal preocupación es que las grandes empresas tecnológicas puedan difundir posturas políticas específicas a través de los sistemas de IA, logrando una forma de "censura" más encubierta y eficaz.

¿Qué significa exactamente la censura de la IA? En pocas palabras, las empresas tecnológicas podrían insertar posturas específicas en las respuestas de los chatbots de IA, guiando a los usuarios hacia puntos de vista preestablecidos. Esta manipulación es más directa y poderosa que la censura algorítmica de las redes sociales tradicionales, ya que la IA puede proporcionar una respuesta que parece objetiva pero que en realidad ha sido manipulada.

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Hay ejemplos concretos bastante dramáticos. La función de generación de imágenes de Gemini de Google causó una gran controversia. Cuando los usuarios preguntaron por los padres fundadores de Estados Unidos o por soldados alemanes de la Segunda Guerra Mundial, el sistema generó imágenes claramente no acordes con los hechos históricos y diversas. Musk y Andreessen vieron esto como una muestra descarada del sesgo ideológico de las empresas tecnológicas.

Las preocupaciones de estos magnates de Silicon Valley no son infundadas. Señalan que los sistemas de IA podrían:

Evitar o tergiversar deliberadamente los hechos en temas delicados

Transmitir posturas específicas de forma aparentemente neutral

Limitar la diversidad de la información mediante respuestas "políticamente correctas"

Musk incluso ha tomado medidas directas. Creó xAI y el chatbot Grok, claramente dirigidos a competir con ChatGPT, al que acusa de estar "infectado por la corrección política". Sacks ha declarado abiertamente que estos sistemas de IA están "introduciendo mentiras".

Para el bando de Trump, la censura de la IA se ha convertido en un tema político. Podrían intentar frenar la penetración ideológica de las grandes empresas tecnológicas en el campo de la IA mediante investigaciones, demandas judiciales o intervenciones políticas.

Cabe destacar que esta controversia refleja una compleja interacción entre tecnología, política e ideología. En la actualidad, con el rápido desarrollo de la IA, la cuestión de quién define la "verdad" y quién controla los valores de los sistemas de IA ya no es solo un problema técnico, sino un profundo desafío de gobernanza social.