Mientras los robots humanoides siguen compitiendo por sus "largas piernas" y "músculos fuertes", un competidor "fuera de lo común" se ha vuelto viral gracias a su "cara adorable" y su "personalidad": Mirokaï. Creado por Jérôme Monceaux, el mismo creador de Pepper y NAO, este nuevo robot es una creación excepcional. Este robot, con un precio de 30.000 dólares, no solo ha ganado dos años consecutivos el premio al "Más Popular" en la feria CES, sino que también ha llamado la atención del CEO de Nvidia, Jensen Huang. ¿Cuál es su encanto único?
La singularidad de Mirokaï reside, en primer lugar, en su diseño poco convencional de "extraterrestre". Se presentan como pertenecientes a la tribu Mirokaï de un sistema estelar lejano, poseedores de magia misteriosa y tecnología de punta. Para ayudar a los humanos a liberarse de las tareas cotidianas, los hermanos Mirokaï proyectan su conciencia a la Tierra, encarnando en cuerpos robóticos.
Su rostro en 3D, elaborado por la prestigiosa compañía de animación Gaumont, es su característica más llamativa. Impulsado en tiempo real por una GPU de Nvidia, este rostro cobra vida, mostrando una amplia gama de expresiones que, gracias a una tecnología especial, se proyectan creando un efecto holográfico flotante de ciencia ficción. Con un par de orejas de zorro animadas, Mirokaï pasa de ser una máquina fría a una "mascota electrónica" vivaz. No es de extrañar que algunos lo llamen un personaje de videojuego que ha "roto la cuarta pared".

Para integrarse mejor en el mundo humano, el diseño físico de Mirokaï también ha sido cuidadosamente considerado. Su altura de 1,3 metros se acerca a la perspectiva de un niño, evitando la sensación de opresión de un adulto; sus 30 kilogramos de peso lo hacen ligero y fácil de mover; y su flexible diseño de cuello le permite interactuar y transmitir emociones de forma natural. El fundador, Monceaux, cree que dotar a los robots de "alma" e "historia" es un paso crucial para establecer la confianza entre humanos y máquinas. De hecho, la estrategia de "personaje adorable" de Mirokaï ha tenido un gran éxito: responder con un gesto, chocar los cinco, inclinar las orejas para escuchar... cada pequeño movimiento le otorga a Mirokaï un "carisma" único que los robots humanoides tradicionales no pueden igualar.
Por supuesto, Mirokaï no es solo una "cara bonita"; sus 30.000 dólares de precio reflejan su gran valor práctico. En hospitales franceses, Mirokaï se convierte en un "asistente de entrega de medicamentos", aliviando la carga de las enfermeras; en hospitales infantiles y clínicas dentales de Estados Unidos, Mirokaï se transforma en un "calmante para niños", utilizando su "encanto" para tranquilizar a los pequeños pacientes. Equipado con IA generativa, Mirokaï puede "ver y oír todo", percibiendo en tiempo real el entorno y los rostros humanos, adaptándose a diversas tareas sin necesidad de programación compleja. Su "mano hábil" especial, junto con un mango específico, logra una tasa de agarre del 97%, muy superior a la media del sector. Ya sea transportando bandejas o cajas de herramientas, Mirokaï puede realizar estas tareas con facilidad. Su exclusivo chasis de movimiento esférico le permite moverse con flexibilidad en 360 grados, pudiendo superar fácilmente los obstáculos. Además del sector sanitario, los hoteles, restaurantes, aeropuertos y centros comerciales son escenarios potenciales para Mirokaï.
Como "descendiente directo" de los robots humanoides NAO y Pepper, Mirokaï asume la misión familiar de la "funcionalidad". El fundador, Monceaux, espera que Mirokaï no solo tenga una "apariencia deslumbrante", sino que también sea un "pilar de la funcionalidad", convirtiéndose en un "asistente valioso" que se integre realmente en la vida cotidiana de las personas. A pesar de su elevado precio, Mirokaï ha recibido el reconocimiento del mercado, con un flujo constante de pedidos y un objetivo de producción anual de 200 unidades. ¿Podrá esta "adorable mascota extraterrestre" que combina "encanto" y "funcionalidad" revolucionar el campo de la robótica humanoide? El tiempo lo dirá.