El gobierno británico lanza un plan de más de 100 millones de libras para impulsar el desarrollo de la inteligencia artificial ("IA") de forma "responsable". La inversión se destinará a fortalecer la regulación de la IA y a fomentar la innovación, especialmente en áreas como la atención médica.
Reino Unido opta por no introducir nuevas leyes sobre IA, sino por confiar en la legislación existente y dotar a los organismos reguladores de más poder para abordar los problemas relacionados con la IA.